HESURMET S.A

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miércoles, 7 de diciembre de 2011


 Miércoles 7 de diciembre de 2011

Los dos "desleales"

(Por Juan Manuel Asís).- Parece premio, y es castigo. Hasta se puede sugerir que se trata de una venganza con sesgo constitucional. Como sea, la decisión de la presidenta, Cristina Fernández, de que Julio Cobos le tome el juramento conlleva mensajes para los que compartirán con ella el escenario el sábado, cuando inicie su segundo mandato: Cobos y Amado Boudou. ¿Por qué? Porque en política cada gesto tiene lecturas entre líneas. En ese marco se puede aplaudir el acatamiento de la jefa de Estado a la letra constitucional, más allá de las diferencias políticas y antipatías personales.

Mucho se habló sobre si el radical sería o no el de la pregunta de rigor; todo producto de la grieta que se produjo entre los Kirchner y Cobos a partir del famoso "voto no positivo" del vice. Sin embargo, cuando Cristina resolvió que sea él el que la mire a los ojos en la jura, trató de recordarle que la deslealtad, en términos peronistas, tiene sus costos y sus riesgos. La militancia kirchnerista tiene una visión particular: entiende que la jefa de Estado quiere incomodarlo y someterlo a una reprobación pública. ¿Silbatina? Ya se están preparando.

El otro mensaje apunta que Cristina sigue tomando represalias contra Boudou, su compañero de fórmula, quien parece haber molestado a la familia Kirchner con actitudes de llanero solitario. ¿Por qué? Hace pocos días, Boudou había dicho que "no quería ver ni cerca" a Cobos a la hora de jurar. Ahora Cristina decidió ubicarlo a centímetros de su cara. Una demostración de que la lealtad es algo más que una mera declamación.

Por si Boudou no lo entendió, él debe ser el Daniel Scioli de la Presidenta: o sea, hacer lo que se le pida y no pensar más allá de lo que se le diga. Y como para que le quede claro, hasta deberá colocarle la banda presidencial. Doble comando, nunca.

La Gaceta (Tucumán)

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