Los dos "desleales"
(Por Juan
Manuel Asís).- Parece
premio, y es castigo. Hasta se puede sugerir que se trata de una venganza con
sesgo constitucional. Como sea, la decisión de la presidenta, Cristina
Fernández, de que Julio Cobos le tome el juramento conlleva mensajes para los
que compartirán con ella el escenario el sábado, cuando inicie su segundo
mandato: Cobos y Amado Boudou. ¿Por qué? Porque en política cada gesto tiene
lecturas entre líneas. En ese marco se puede aplaudir el acatamiento de la jefa
de Estado a la letra constitucional, más allá de las diferencias políticas y
antipatías personales.
Mucho se habló sobre si el radical sería o no
el de la pregunta de rigor; todo producto de la grieta que se produjo entre los
Kirchner y Cobos a partir del famoso "voto no positivo" del vice. Sin
embargo, cuando Cristina resolvió que sea él el que la mire a los ojos en la
jura, trató de recordarle que la deslealtad, en términos peronistas, tiene sus
costos y sus riesgos. La militancia kirchnerista tiene una visión particular:
entiende que la jefa de Estado quiere incomodarlo y someterlo a una reprobación
pública. ¿Silbatina? Ya se están preparando.
El otro mensaje apunta que Cristina sigue
tomando represalias contra Boudou, su compañero de fórmula, quien parece haber
molestado a la familia Kirchner con actitudes de llanero solitario. ¿Por qué?
Hace pocos días, Boudou había dicho que "no quería ver ni cerca" a
Cobos a la hora de jurar. Ahora Cristina decidió ubicarlo a centímetros de su
cara. Una demostración de que la lealtad es algo más que una mera declamación.
Por si Boudou no lo entendió, él debe ser el
Daniel Scioli de la
Presidenta : o sea, hacer lo que se le pida y no pensar más
allá de lo que se le diga. Y como para que le quede claro, hasta deberá
colocarle la banda presidencial. Doble comando, nunca.
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