EL PAPA FRANCISCO CALIFICÓ DE "VERDADERA
SANGUIJUELA" A QUIEN "SE ENRIQUECE CON EL TRABAJO EN NEGRO", AL
TIEMPO QUE SENTENCIÓ QUE "LA EXPLOTACIÓN LABORAL ES UN PECADO
MORTAL".
"Quien se enriquece con la explotación, el trabajo en
negro y los contratos injustos es una sanguijuela que esclaviza a la
gente", denunció el pontífice durante la misa matutina en la capilla de
Santa Marta.
"Pensemos en la actualidad: en todo el mundo sucede lo
mismo", denunció, y ejemplificó: "-Quiero trabajar' - 'Bien. le hago
un contrato de septiembre a junio. Sin la posibilidad de jubilación, sin seguro
de salud".
"En junio lo terminan y en julio y agosto (por las
vacaciones estivales en Italia) debe comer aire. Y en septiembre se lo dan de
nuevo. Los que hacen esto son verdaderas sanguijuelas, y viven de la sangre de
las personas que se convierten en esclavos del trabajo", afirmó Francisco.
"La explotación de las personas hoy en día es una
verdadera esclavitud", manifestó.
"Pensábamos que los esclavos no existían más. Es
verdad, la gente no va a buscarlos a África para venderlos en América, no.
Pero en nuestras ciudades hay traficantes: los que tratan a
la gente con el trabajo injusto", advirtió.
"Esto es hacer morir de hambre a la gente para mi
beneficio. Vivir de la sangre de la gente. Esto es pecado mortal",
sentenció.
Francisco criticó "cuando la riqueza se hacen con la
explotación de las personas, los ricos que explotan, explotan el trabajo de la
gente y la pobre gente se vuelve esclava".
"Los traficantes no son solo los que trafican
prostitutas y niños para el trabajo infantil, sino también aquel tráfico más
-digamos- 'civilizado': 'te pago hasta aquí, sin vacaciones, sin seguro médica,
todo en negro, y yo me hago rico", graficó el papa argentino Jorge
Bergoglio.
"La sangre de los explotados en el trabajo es un grito
de justicia al Señor. La explotación laboral, (una forma de) nueva esclavitud,
es un pecado mortal. Las riquezas en sí mismas son buenas, pero son relativas,
no una cosa absoluta", aseguró Francisco durante su mensaje.
"Las ganancias deben ser puestas en el lugar
correcto", pidió Francisco, y afirmó: "No se puede vivir para las
riquezas. Más importante es un vaso de agua en el nombre de Jesús que toda la
riqueza acumulada a través de la explotación de las personas".
Desde que asumió su Pontificado, Francisco incluyó a la
explotación laboral en lo que denominó "las nuevas formas de
esclavitud" junto a la trata de personas y otros delitos.