Sábado 8 de octubre de 2011
Candela: cuatro
delincuentes y un "psicópata sexual"
bajo las órdenes de un
"buchón" de la policía
Cuatro
de los detenidos integraban una banda delictiva que, según la investigación,
fueron convocados por "El Topo" Moreyra para secuestrar y matar a
Candela, con el fin de cobrarse una venganza en contra de su padre, Alfredo
Rodríguez, preso por piratería del asfalto. La dueña de la casa de Kiernan y el
carpintero habrían actuado como auxiliares de los delincuentes.
(7/10/11. Online 911).- Desde que fueron detenidos, los abogados de Ramón Néstor Altamirano,
Hugo Elvio Bermúdez Rodríguez, Gladys Mabel Cabrera, Alberto Fabián Espínola,
Gabriel Fabián Gómez, y Guillermo Sebastián López contaban los días que le
restaban al fiscal Marcelo Tavolaro para definir su situación procesal.
Y, si bien dicen ser inocentes y la investigación
fue muy criticada, Tavolaro no dudó y solicitó al juez de Garantías Alfredo
Meade prisión preventiva para todos ellos, basado en pruebas testimoniales y
periciales.
En el pedido, al que accedió Online-911,
detalló el rol que habría cumplido cada uno de los detenidos en el crimen y
sindicó a Bermúdez como el autor material del "homicidio calificado
por el concurso premeditado de dos o más personas" y señaló la actuación
de una banda delictiva integrada por López, Gómez, Espínola y Leonardo Jara
(prófugo), auxiliados por Cabrera y Altamirano.
La investigación determinó que "salvo en el
caso de Cabrera y Altamirano, todos responderían a un perfil criminológico que
sienta sus bases en códigos marginales entre los que la deslealtad y la
traición, son motivación más que suficiente para llevar adelante alguna acción
vengativa".
De acuerdo a las pesquisas, Héctor
"Topo" Moreyra, enemigo del padre de Candela, recurrió a Espínola,
Gómez, López y Jara para tal fin y que éstos aportaron "logística y
vehículos". Las hijas de Gómez, quien también actuó como
"campana", eran compañeras de colegio de Candela, situación que le
posibilitaron la “captación o mecanismo de engaño” sobre Candela,
"obteniendo su sumisión voluntaria".
Fue el mismo Gómez quien, según un testigo, el 30
de agosto -un día antes del hallazgo del cuerpo- manifestó que "la nena va
a aparecer en una bolsa de residuos, en el río o la van a prender fuego, ya se
van a enterar". Además, aseguró que conocía a sus padres con quien
"había trabajado" y que "le habían cagado guita a él y a unos
amigos".
En tanto, otro testigo manifestó que el 9 septiembre
de 2011, estuvo con Leonardo Jara, Gabriel Fabián Gómez y un tal Guillermo, en
un pool de la localidad de William Morris y estos le reconocieron: “Sabés nos
la re mandamos, nos vamos a tener que ir... Estamos con el bondi de la
guacha... el de la guacha Candela... estamos nosotros y dos pibes más de San
Martín... Entonces ahora nos vamos a tomar el palo”.
Asimismo, el titular de la UFI Nº 6 de Morón remarcó
que Espínola inventó los apremios que recibió en una comisaría de Morón para
que declare en contra de sus compañeros para no ser tildado de
"buchón".
Cabrera y Altamirano, por su parte, aparecen como
responsables de "la guarda y custodia" de la víctima, mientras se
hallaba en la casa de la calle Kiernan 992. El carpintero era el encargado de
alimentar a la menor, mientras que la mujer prestó la vivienda para mantenerla
cautiva, con su consentimiento.
El móvil: venganza no tradicional y
un condimento sexual
Según Tavolaro, el crimen tuvo como móvil un
"ajuste de cuentas no tradicional", promovido por Héctor
"Topo" Moreyra, a raíz de "un conflicto claro" con Alfredo
Rodríguez, padre de Candela.
Al respecto, el funcionario judicial indica como
evidencia la llamada del 29 de agosto, realizada por Gómez y recibida por una
tía de la víctima en el domicilio de Carola Labrador y difundida por la prensa
luego de que se hallara el cadáver de la menor: "Que le pregunte al padre
por la plata".
Para Tavolaro, no se trató de un llamado extorsivo
(por esta razón la causa no pasó al fuero federal) sino de "un mensaje
específico y previamente establecido" porque "el futuro de la menor
ya estaba definido" y "no hubo negociaciones". En ese sentido,
también hizo referencia a la mala situación económica de la familia de la
víctima.
Aunque habla de planificación en el crimen, el
documento manifiesta que la muerte fue "inesperada" lo que explica
algunos "descuidos" de los autores e, incluso, respalda su acusación
sobre Bermúdez, entre otros elementos, en el polémico testigo de identidad
reservada que refiere que al "transa del barrio", "se le fue la
mano".
Luego, se detallan algunas características del
comportamiento sexual del sindicado como el asesino que se corresponden con la
mecánica de muerte de Candela (asfixia por sofocación): "Sus parejas
anteriores y amantes lo han definido como un psicópata sexual, con preferencias
a someter a juegos sexuales a menores de edad, cautivándolas con provisión de
ropas o drogas", que una de sus parejas dijo que su "juego sexual
preferido es someterla a la compresión de la nariz y boca".