HESURMET S.A

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lunes, 26 de diciembre de 2011

Lunes 26 de diciembre de 2011

Auspiciosa rectificación


Es saludable la decisión de la Armada de 
anular la injusta sanción al capitán 
Toulemonde por dichos de su esposa.


(Lanacion.com).- Inesperadamente, la Armada ha anulado la sanción que le había impuesto al capitán de fragata Marcelo Toulemonde, quien había sido pasado a retiro por no "controlar a su esposa", quien durante un acto encabezado por la Presidenta había citado, a gritos, al coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado por el ERP en 1974 y muerto tras un año de salvaje cautiverio.

La decisión fue adoptada por el hasta hace poco jefe de la fuerza, almirante Jorge Godoy, luego de recibir un informe de la Junta Superior de Calificaciones referido al pedido de reconsideración del caso que había presentado el marino sancionado.

Toulemonde había sido pasado a retiro tras recibir un apercibimiento y sucesivas sanciones a raíz de la descripta actitud de su esposa, Mónica Liberatori, en un hecho ocurrido el 22 de diciembre de 2007.
No está claro, aún, cuál será el destino del marino ni qué ocurrirá con un pedido de ascenso que oportunamente la Armada le había denegado.

Aunque tardía en extremo y seguramente insuficiente para reparar el daño que Toulemonde y su familia sufrieron durante estos últimos cuatro años, la resolución de la Armada no puede dejar de ser elogiada, en especial porque se produce en momentos en que el Gobierno, y de manera especial la titular del Poder Ejecutivo Nacional, tienen nula tolerancia al disenso.

Voceros del ministro de Defensa, Arturo Puricelli, dijeron que el de Toulemonde fue un tema administrativo que la Armada sustanció con sus tiempos y reglamentos, en tanto que desde la propia fuerza coincidieron en que se trataba de un asunto interno.
Cuesta creer, sin embargo, que el Poder Ejecutivo haya sido ajeno a todo el proceso que comenzó en 2007, a las sanciones y a la reciente rehabilitación de Toulemonde. En su momento, su caso fue uno más de tantos en que se vieron envueltos militares que padecieron la postergación de sus ascensos o fueron pasados a retiro por portación de apellidos que no encajan con la sesgada visión del pasado del kirchnerismo o inclusive por manifestaciones de sus cónyuges.

Corresponde recordar que semejantes aberraciones no fueron entendidas por el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) como hechos que debieran motivar su intervención de manera espontánea. Sí se pronunció ante una denuncia que le presentó la jueza Elena Liberatori, prima de Mónica, y respondió que los militares son responsables de cualquier persona, pariente o amigo, y por las actitudes que ellos tengan.

Cristina Fernández de Kirchner evidentemente no interpretó que en las Fuerzas Armadas se estaba violentando la libertad de género y los derechos de la mujer por los que reiteradamente dice estar muy interesada. Pero, por encima de todo, cabe preguntarse: ¿por qué un hombre debería responder y hasta ser castigado por los dichos de su esposa?
Por convencimiento, por conveniencia política o por lo que fuere, el kirchnerismo es responsable de mantener latente un pasado en el que miles de personas perdieron la vida a manos de civiles y de militares, tornando así imposible el cierre de heridas y la cabal integración de las Fuerzas Armadas a la sociedad a la que pertenecen.

La acertada decisión de quitar las sanciones a Toulemonde tal vez represente un paso en la dirección correcta. De ser así, es de esperar que sólo haya sido el primero. 

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