Viernes 25 de noviembre de 2011
OPINIÓN
Durante los próximos meses, Máximo
sostendría su estilo hermético, hasta que complete sus estudios de oratoria.
Cristina pensaría en legarle a su hijo el sillón de Rivadavia en el 2015.
Por
Guillermo Cherashny.- Fuentes de la
inteligencia oficial dejaron trascender que Máximo Kirchner tiene una nueva
pasión, muy parecida o superior a la que siente por el Racing Club de
Avellaneda. Se trata de la oratoria. Por indicación de su madre, Máximo toma
cuatro horas de clases de oratoria por día, además de dedicar también bastante
tiempo a la lectura de obras políticas. Ella le tomaría examen los fines de
semana en Olivos y tiene autoridad en la materia, porque a partir de que asumió
como presidente en el 2007 se fue convirtiendo en una excelente oradora.
Hasta ahora, el
vástago mayor de la familia ha demostrado una persistente aversión a hablar en
público, aun siendo el jefe indiscutido de La Cámpora. Por lo que
deslizan las mismas fuentes, durante los próximos meses, Máximo sostendría su
estilo hermético, hasta que complete sus estudios de oratoria. Luego, cuando su
madre le dé la señal, se lanzaría al ruedo político como diputado nacional por
Santa Cruz o Buenos Aires en el 2013. Pero esto sería sólo una prueba piloto
antes de dar el gran salto, porque Cristina pensaría en legarle a su hijo el
sillón de Rivadavia en el 2015. Sobre la
vocación dinástica de la familia Kirchner hay sobradas pruebas. Pero el nuevo
proyecto obedecería a la necesidad, por parte de CFK, de cerrarle al camino a
una lucha sucesoria que a mediano plazo podría desgarrar al cristinismo. No es
un secreto que Amado Boudou dedica parte de su tiempo al armado de una
estructura territorial en la provincia de Buenos Aires, ni que Alicia Kirchner
se considera en carrera como portadora del apellido presidencial. Pero todavía
más preocupan en Olivos las afirmaciones que el gobernador salteño Juan Manuel
Urtubey les transmite a sus íntimos: “ya estoy en carrera y mi duda es si
espero hasta el 2013 o empiezo a hablar antes”. Y desde ya, el cristinismo teme
que las convulsiones económicas que se avecinan terminen potenciando las
ambiciones de Daniel Scioli. La aparición de Máximo en el mapa político
nacional, más allá del resultado final, serviría entonces para contener a los
aspirantes mencionados y también, de algún modo, como operación sustituta de la
reforma constitucional con reelección indefinida. Ésta, hoy por
hoy, es implanteable, porque aumentaría aún más la desconfianza de los
mercados, ya demasiado alterados con el retiro de los depósitos en dólares y la
presión alcista del paralelo.
Confianza
sin autocrítica. Estos planes
son congruentes con el discurso de CFK en el hotel Hilton en el cónclave de la UIA. Mostró allí una
gran seguridad acerca de que el modelo económico tiene un largo recorrido por
delante porque está blindado frente a las crisis financieras internacionales. Esta larga
pieza de oratoria dio lugar a interpretaciones encontradas. Para muchos
analistas, la presidente por fin habría reconocido la inflación real. Pero
analizando sus palabras en el contexto en que las dijo, sólo se habría referido
a que, si se devaluaba iba a haber inflación. Ergo, hoy la única inflación es
la de un dígito del INDEC. A los empresarios de la UIA les tiró unos caramelos de
madera diciendo que no habrá ley de participación de los trabajadores en las
ganancias de las empresas. También demonizó las metas de inflación como camino
para enfriar la economía. Y, finalmente, reafirmó el timing del ancla cambiaria del llamado modelo económico.
Pero un día
después -es decir ayer- la soja se hundió a 412 dólares la tonelada en Chicago
y el riesgo país que mide el banco de inversión JP MORGAN se elevó a los 1.000
puntos, como en las mejores épocas de Fernando de la Rúa.
Además, la
bolsa se derrumbó el 3%, lo mismo que los bonos en dólares de la deuda externa
argentina y las acciones de los bancos que operan en la plaza local y que
estarían por ser descalificadas por la agencia Moody’s nuevamente.
Es decir que, a
la luz de los datos de ayer, los aplausos rabiosos a la presidente en el acto
de la UIA tienen
alguna semejanza con la fiesta en la cubierta del Titanic.
Fuente:
informadorpublico.com
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