Top 14 de la URBA
en una
definición histórica
En La Plata Rugby Club,
venció 14-11 a
Alumni en la final con un drop de Benjamín Madero en la última jugada del
alargue. El equipo de San Isidro logró el bicampeonato.
CAMPEONES. Todos abrazan al 10, Benjamín
Madero, autor del drop del triunfo del SIC. (Télam)
(Por Mario Rueda. Clarin.com).- Justo en ese instante, cuando no quedaba
nada. Cuando el alargue se disolvía en un empate en once y la chicharra
anunciaba que ya no había tiempo, SIC encontró el último retazo de inspiración
y de precisión en los pies de Benjamín Madero. Y esa igualdad que le había
costado esfuerzo hasta el último suspiro se transformó en un 14-11 que le
permitió otra consagración -la número 25 de su historia de gloria- y la
posibilidad de retener el título. Por eso, esa alegría repartida y repetida
bajo el cielo de La Plata.
Lo que sucedió antes de ese desenlace y de esa consagración fue un partido tal cual marcaban los antecedentes y el estupendo recorrido de los dos mejores equipos del año: parejo, cerrado, resuelto en detalles y en azares. Desde el principio y hasta el final.
Resultó, sobre
todo, un duelo de forwards y de formaciones móviles en las que ninguno de los
dos consiguió sacar grandes ventajas. Fue apenitas más Alumni, sobre todo por
lo generado en el último tramo del partido. En ese lapso fue el único que
exhibió intensidad para romper ese 11-11 que finalmente obligó al alargue.
El primer
tiempo, de claro estudio por ambos lados, terminó con una breve diferencia en
favor de Alumni -el que más puntos sumó en el Top 14- gracias a un penal desde 40 metros convertido por
González Iglesias. El segundo tiempo resultó un poco más abierto: lo empató
-con otro penal- Benjamín Madero de entrada; se repartieron dos tries en cinco
minutos (primero Tobías Moyano para Alumni; luego Federico Serra para SIC) y
después también se emparejaron con un penal para cado uno (Madero para los de La Zanja ; González Iglesias
para los blanquirrojos).
También es
cierto: si Santiago González Iglesias hubiera estado más preciso en sus
intentos de drop, Alumni habría resuelto el partido a su favor antes del tiempo
regular o incluso en el inicio del tiempo suplementario. Jugó la suerte, en
esos momentos: un penal y un intento de drop pegaron en los palos. Parecían
señales. Y lo terminaron siendo...
Sin embargo,
Alumni -que jugó para merecer el título- jamás perdió esa constancia que lo
empujó a jugar en el terreno de SIC durante casi todo el tiempo en que duró el
empate. Le faltó prolijidad para resolver. Sobre todo en los últimos metros,
allí donde pequeños errores le evitaban apoyar el try o la diferencia decisiva.
Y lo pagó
carísimo: cuando ya no había espacio ni fuerzas para casi nada, cuando sólo
restaba que la pelota se fuera afuera y a la extrema definición de los penales,
el SIC -un especialista en momentos críticos y decisivos- lo dio vuelta a su
favor. Recibió Madero -el hijo del histórico Rafa- frente a los palos, luego
del último scrum, y con su drop provocó ese final, esa escena feliz para los de
San Isidro. Que volvieron a festejar. Que no paran de festejar...
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