Miércoles 26 de octubre de 2011
Ante el
decreto que obliga a mineras y
petroleras a
liquidar las divisas en el país
Empujado
por el ritmo galopante de la fuga de capitales, el gobierno ha dispuesto que
los pulpos petroleros y mineros liquiden el 100% de las divisas de sus
exportaciones en el país. De ese modo, revocó la escandalosa prerrogativa que
había inaugurado el menemismo, y que Duhalde, Lavagna y los Kirchner
prorrogaron a lo largo de una década.
La
limitación de la medida salta a la vista: procura aumentar la oferta de divisas
para abastecer a los especuladores y a las grandes empresas y bancos que las
sacan del país. Al mismo tiempo, se mantiene el libre giro de utilidades y
dividendos y las transferencias a las casas matrices, otros mecanismos de fuga
de divisas.
Durante
la campaña electoral, desde el Frente de Izquierda hemos denunciado que el
gobierno toleraba la fuga de capitales, que disimulaba como un fenómeno
transitorio, y planteamos la inmediata prohibición de la remisión de
utilidades y de remesas al exterior y el control de las operaciones de cambio
de los conglomerados capitalistas.
Los
funcionarios oficiales, en cambio, vendían divisas en el mercado de futuros al
tipo de cambio de contado, fomentando con este seguro de cambio gratuito una
jugosa bicicleta financiera. La capitulación del gobierno animó a los
especuladores a una presión mayor: arrancar una devaluación del peso y embolsar
una enorme diferencia a su favor. Ahora que el giro de divisas bordea los
doscientos millones de dólares diarios, el gobierno se ve forzado a adoptar una
medida intervencionista, pero extremadamente limitada en sus alcances y
consecuencias.
La
obligación de liquidar las divisas de exportación no impide que los
exportadores recompren luego los mismos dólares que antes entregaron al Banco
Central. Las corporaciones económicas tienen una enorme liquidez, que
hasta ahora invirtieron en fideicomisos, la Bolsa y los títulos públicos y del Banco Central,
y que ahora dirigen (inflada por los beneficios especulativos) a la
especulación con divisas o a responder a las exigencias de dinero de sus casas
matrices afectadas por el derrumbe capitalista mundial.
Para
parar la sangría de las finanzas públicas es necesario un control de cambios
que parta de la apertura de los libros de empresas y bancos para que las
cuentas y operaciones sean supervisadas por los trabajadores.
La
montaña de votos del domingo pasado para el oficialismo no han servido para
desalentar la especulación contra la moneda nacional, pero han forzado al
gobierno a dar un viraje que choca con las mismas corporaciones más favorecidas
por el gobierno. Pero no establece un control obrero para asegurar el
cumplimiento de la norma, que será fácilmente eludida.
El
decreto de marras suspende la vigencia de contratos firmados e incluso leyes,
lo cual reitera el carácter arbitral y bonapartista del gobierno. El
decreto excita la pulseada con la especulación capitalista, que alcanzará
niveles de crisis políticas en los próximos días y semanas.
Sólo
una decidida intervención popular puede poner coto a la sangría de divisas
y frenar la devaluación de la moneda. Planteamos: control de cambios
mediante la apertura de los libros de los grandes grupos económicos, bancos
y exportadores, con la supervisión de todas las operaciones por parte de
los trabajadores.
Partido Obrero en el Frente de Izquierda
No hay comentarios:
Publicar un comentario