Viernes 11 de noviembre de 2011
Preocupante diagnóstico
El lenguaje se
redujo tanto que
ya "atenta contra la democracia"
Lo dijo el presidente de la Academia de Letras Pedro
Luis Barcia; "Se achicó el pensamiento"
Barcia: "Las palabras se mueren cuando se dejan de usar" |
Por Alejandra Rey | LA NACION.- "El lenguaje se redujo de tal manera que atenta contra la democracia."
Acostumbrado a sorprender con sus declaraciones, Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, mide la reacción de La Nación ante sus contundentes palabras.
"Cuando no hay capacidad de expresión se achica el pensamiento. Lo vemos todos los días con jóvenes que no leen, que no saben escribir correctamente y terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal le hace muy mal al sistema democrático", explica. Barcia formuló su preocupante diagnóstico durante una entrevista realizada a raíz del reciente lanzamiento del Diccionario argentino de dudas idiomáticas (DADI), publicado por la editorial Santillana, que echa luz sobre errores, vacilaciones, incertidumbres y barbaridades en que caen los argentinos a la hora de escribir y de hablar. Y tanta fe le tienen al diccionario sus autores, que cariñosamente lo llaman DADI, que es como se dice fonéticamente papi en inglés, con la diferencia de que William Shakespeare lo escribía con "y" al final (por lo menos, así se cree).
"Todo
comenzó cuando teníamos acá (por la
Academia de Letras, claro, aunque él es fanático de la otra,
de Racing) el Consultorio Gramatical de Urgencias; entonces la gente llamaba
para preguntar cómo se decía o se escribían las palabras y qué significaba cada
una de ellas, y nos dieron un poco de bronca las dudas que tenían. Pero no todo
fue malo, porque de allí nació el «dudario básico» que derivó en este DADI",
dice, y aclara que dudario es una palabra que existe y que se utiliza de esa
manera.
Barcia cuenta,
siempre muy entusiasmado, que hubo imposiciones muy graduales que cambiaron el
lenguaje, como el voseo y el "ustedeo"; o los horriblemente célebres
verbos terminados en izar, como banelquizar; o términos como
"corralito", que "nos llevaron a reflexionar y a asentar
criterios. Además, piense que es el uso de la gente culta lo que impone la
modificación".
-¿Cuál fue el
término o la situación más difícil que tuvieron que resolver?
-El dequeísmo
fue una de las cosas más difíciles de definir. Nos llevó mucho tiempo y trabajo
porque para hacer un buen diccionario es necesario que se cumpla la regla de
las tres "C": corrección, concisión y claridad.
Barcia admite que
los niños son los que utilizan en forma "lógica" el idioma, porque
usan siempre verbos regulares. Y que los irregulares se inventaron por
conveniencia. "Y es el uso el que quebró esa lógica. Los chicos dicen
«andé a caballo» -ejemplifica- y no está mal conjugado."
Como si fuera
una de sus clases y no un reportaje, el lingüista cuenta: "Los teólogos
dicen que son los herejes los que hicieron desarrollar la teología, al ponerla
en duda. Y lo mismo pasa con la lengua. Fijate, María Montessori [la educadora]
decía que la lengua es el cemento social, el gran instrumento de la inclusión.
Y es cierto".
¿Qué usamos mal?
¿Qué no se usa? ¿De verdad somos vulgares y caemos en errores groseros? Sí,
definitivamente.
Hojeando el
diccionario con detenimiento nos topamos con la ignorancia. Por ejemplo, lo
correcto es decir absceso, y también es correcto escribir acechanza y
asechanza, aunque signifiquen cosas diferentes: la primera, "observar o
esperar cautelosamente con algún propósito", mientras que con "s"
es "engaño o trampa". Y aclara el DADI: "Ambos términos fueron
especializando sus usos y no deben confundirse".
Tampoco es
bueno, siguiendo con los ejemplos, decir que algo está arriba de la cama,
porque lo correcto es "encima de"; "bienpensante" está mal
escrito porque antes de "p" va "m", aunque en forma
separada es correcto.
En cuanto a los
adverbios, Barcia sostiene que frente a ellos la gente "desconfía",
porque algunos son inventados, como "jamasmente", bastante usado en
el interior del país. Los periodistas, en cambio, desconfiamos de los
gerundios, a pesar de que es más difícil equivocarse con estos últimos que con
los primeros.
Y claro, el gran
tema es la evolución del lenguaje.
-¿Las
palabras se mueren?
-Sí, las
palabras se mueren cuando se dejan de usar durante una determinada cantidad de
tiempo, pero no puedo decir cuánto exactamente. Yo creo en lo que decía Manuel
Seco: "Todos los días saco a pastorear algunas palabras". Mirá, antes
al gaucho se le decía "gauderio" o "camilucho", pero son
formas que se han perdido.
-Javier
Marías, que es miembro de la
Real Academia Española, decía que para que las palabras no se
murieran había que escribirlas de vez en cuando.
-¡Sí, es verdad
y tiene razón! Me gusta ese ejercicio para quedarnos con vocablos totalmente
olvidados.
El titular de la Academia dice que el
léxico se va perdiendo paulatinamente porque en las aulas no se utiliza el
diccionario durante las horas de clases y que es la radio la que conspira para
empobrecer la lengua.
"La radio
es lo más peligroso en cuanto a la cosa gramatical", concluye.
EJEMPLOS
Algunos casos analizados en el libro
Correcto
Cónyuge
A costa de
Cíber
Abasto
Buen humor
Kiosco
Quilate
Al por mayor
Por más que
Obsceno
Peculio
A costa de
Cíber
Abasto
Buen humor
Kiosco
Quilate
Al por mayor
Por más que
Obsceno
Peculio
Incorrecto
Cónyugue
a costas de
Cyber
A basto
Buenhumor
Kiosko
Kilate
Al pormayor
Por más de que
Obceno
Pecunio.
a costas de
Cyber
A basto
Buenhumor
Kiosko
Kilate
Al pormayor
Por más de que
Obceno
Pecunio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario